Carmen Nordelo: Fuerza más para continuar...

¿Por qué nací de usted con una vida que ama el sacrificio? (…) Pero conmigo va siempre, en mi creciente y necesaria agonía, el recuerdo de mi madre.
José Martí

La noticia conmueve. Carmen Nordelo, la madre de Gerardo Hernández Nordelo, uno de los cinco Héroes de la República de Cuba injustamente encarcelado en los Estados Unidos, ha muerto. Su hijo no puede estar a su lado en la postrer despedida, porque cumple la condena de dos cadenas perpetuas más quince años, en absurdo castigo por combatir los planes terroristas contra su patria. Perder a cualquiera de los familiares queridos lleva aparejado una connotación de terrible dolor, de herida, de algo que se rompe sin remedio en el sentir. Perder a la madre es quizás la más alta suma de esos agudos filos. Y si además se está lejos, si se cumple una prisión odiosa, doblemente ilegal pues esa pena es fruto de la artimaña, única respuesta ante la defensa de lo digno, entonces al peso de la injusticia se añade el del dolor.es que faltara una despedida, un pecho apretado, una mano agitada leve en la mirada húmeda para dejar en tierra cubana a esta madre. Todo un pueblo brinda su dolor y su adiós y su consuelo y la acompañó a su reposo. Pero aunque llegara desde lo lejos, aunque todo su cariño y su pensar estuviera presente, la injusticia impide que la más importante de las ofrendas, la del amor de un hijo que falta, pudiera ser hecha en esa misma tierra cubanísima, por ese mismo hijo de todo un país al que sigue defendiendo y alzando en honor y ejemplo, aún tras las rejas del poder de la fuerza y del odio. Qué dolor tan grande puede ser el una madre ante la injusta prisión de su hijo. Qué triste la separación, la distancia, y quizás la certeza de que el final llegará inevitable sin un abrazo último. Sin embargo, estas madres, estas esposas, hermanas, hijas, estas mujeres cubanas en mayúsculas han hecho del dolor un arma. Y día a día siguen resistiendo, siguen luchando desde sus amores y aportan uno y otro y otro grano de arena para armar la playa enorme por la que un día caminarán libres y de vuelta nuestros héroes. recientes reflexiones, recordaba Fidel a esta madre honesta y valiente que ahora nos deja y mencionaba las ridículas condenas a verdaderos terroristas, armados hasta los dientes para matar y sabotear la vida de un pueblo y protegidos por la política sucia que pretende doblegarnos. No se puede entonces, como menciona Fidel, dejar una flor en el féretro de esta cubana, sin denunciar el repugnante cinismo del imperio. No se puede en la hora de su muerte, olvidar otras madres, otros hijos, otros hijos e hijas de esta tierra y debemos honrar también esa multitud que ha dejado dolores y sacrificios en el camino por defender un sueño. bien señaló Fidel, Cuba toda seguirá luchando por la libertad de los Cinco. Es la mejor despedida que puede darse a quien también dejó su cuota de honor y valentía, de doloroso sacrificio. Es honrar a esa legión de madres que hemos perdido o que se han llenado alguna vez y para siempre del dolor injusto que provoca quien agrede la propia sangre, la propia tierra, los propios ideales.
No hay consuelo, ni palabra, ni gesto posible que cure esta pérdida en un hijo. Para Gerardo, debe ser más dura en este momento la prisión injusta. Sin embargo, las personas honestas y decentes del planeta, las cubanas y cubanos que también ponen su arena diaria en esta lucha, lo acompañan. Y un abrazo y el pecho amparo de todas las madres cubanas le pertenece ahora mismo, lo cobijan, lo confortan para que siga adelante. Esa mujer sagrada, la madre enorme Cuba, la que ahora cuida amorosa y hace semillas de los huesos y memorias de Carmen, seguirá con esa fuerza más pariendo ánimos y fuerzas para sus héroes. Esa madre mayor, multiplicada en cada mano tendida y cada esfuerzo, sigue a su lado, sumando a los de Gerardo sus latidos. Carmen vive allí donde hay un hombre, un hijo, presto a luchar, a continuar. Su semilla crece en ese hijo que estuvo y está allí donde el deber, allí donde es más útil. Más temprano que tarde, amanecerá el día libre del regreso, caerá la injusticia, regresarán estos héroes a su patria. Y esa libertad traerá consigo el tiempo donde este hijo podrá poner en la tierra cubana y sobre el mármol que guarda el amor de su madre, el beso y la flor que hasta su vuelta, por él custodia ahora todo un pueblo.



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